El corzo es un ungulado que mantiene una pequeña diferencia fisiológica importante con sus parientes: la denominada diapausia embrionaria o gestación suspendida. Las hembras, ya cubiertas durante julio, en septiembre se distancian en parte de sus crías y admiten, con más facilidad, la presencia de los machos.

Tales machos andan más desorientados buscando hembras que se dejen ‘retomar’, por lo que la territorialidad disminuye y la precaución de los machos se relaja.

Esta situación hace más que probable encontrarnos con corzos viejos, desnortados y jóvenes en pleno apogeo, pero que, por la densidad y demás circunstancias, han pasado desapercibidos hasta el momento.

La caza en la retoma del corzo

Esta época se conoce como ‘retoma’ o ‘falso celo’, y la caza de corzos, a rececho, varía bastante de la de la época de celo, debido a que los machos están más movidos, siendo una modalidad muy cómoda y efectiva.